El historiador José Manuel Valles Garrido ahondó este viernes, 21 de abril, en el pensamiento, la obra y la peripecia vital de Antonio Jaén Morente (1879-1964) en la novena conferencia del Curso de Historia que la Academia de San Quirce dedica este año a las huellas segovianas en el exilio de 1939. Bajo el título ‘Antonio Jaén: historia, cultura nacional y hogar partido’, el profesor Valles reconstruyó la biografía de un hombre culto, preocupado por el porvenir de España y la instrucción de las clases obreras, masón y de ideas republicanas, que se vio abocado a vivir en el exilio «con el dolor de la derrota y la vida truncada»
Antonio Jaén, cordobés de nacimiento, mantuvo una estrecha vinculación con Segovia entre 1912 y 1918, periodo en el que ejerció como catedrático de Geografía e Historia del Instituto General y Técnico. Discípulo del americanista Rafael Altamira y casado con la tiple Carmen Domingo, participó «a fondo» en la vida cultural de la ciudad. En Segovia publicó sus primeros libros, entre ellos, la monografía histórica Segovia y Enrique IV (1916), premiada en el certamen literario organizado con motivo de la coronacion canónica de la Virgen de la Fuencisla. También colaboró en la revista Castilla, dirigida por Blas Zambrano. El historiador dejó en la ciudad del Acueducto una «huella muy grande», tanto en sus alumnos como en los intelectuales con los que convivió.
El republicanismo político de Jaén se inició en aquellos años, aunque no fue hasta las vísperas de la II República cuando se afilió a la Derecha Liberal Republicana de Alcalá Zamora. El Gobierno provisional le nombró gobernador civil de Málaga, pero dimitió del cargo tras los lamentables episodios de la quema de iglesias y conventos, que no pudo evitar. Después militó en el Partido Republicano Radical Socialista y acabó haciéndolo en la Izquierda Republicana de Azaña.
Empezada la Guerra Civil, el Ayuntamiento de Córdoba le declaró Hijo Maldito de la ciudad, y en el claustro del Instituto de Segovia fue titulado «profesor indeseable» junto a Antonio Machado y Rubén Landa. En 1937, el Gobierno republicano le designó cónsul general y ministro plenipotenciario de España en Filipinas, y en Manila pasó casi toda la contienda. Después, tuvo que exiliarse. Vivió en Ecuador y Costa Rica.
«El Ayuntamiento de Córdoba declaró a Jaén Hijo Maldito y el Instituto de Segovia, profesor indeseable junto a Machado y Rubén Landa»
José Manuel Valles
Cuando en 1949 supo que el Ayuntamiento de Córdoba había dejado sin efecto el oprobioso título de Hijo Maldito, Jaén quiso regresar, «como vencido, sí, pero ni arrepentido ni converso», subrayó Valles. No lo consiguió, aunque en 1954 pudo viajar a España, acompañado por su segunda esposa y casi ciego. Segovia fue una de las ciudades que visitó, y en la nave de San Quirce disertó sobre América en tres conferencias impartidas dentro del Curso de Verano para Extranjeros organizado por la Universidad Popular Segoviana. «El exilio lo apartó de la vida política, pero los ideales que lo habían movido en España siguieron sirviéndole en América». Murió en Costa Rica en 1964.