«La esencia de la medicina es el ser humano. Por lo tanto, la medicina es humana o no es»

«Sin un interés profundo por las humanidades, no parece posible el ejercicio eficaz de la medicina. Por desgracia, la actitud humanista del médico integral se está viendo amenazada por la imparable tendencia a la hiperespecialización médica. Hoy no es raro encontrarse con médicos que admiten sin reparos, no ya carecer del más mínimo interés por las letras y las artes, sino incluso no saber apenas nada de ciencia ni de medicina fuera del ámbito concreto de la neurocirujía pediátrica, de la retrovirología, de la angiología intervencionista o de cualquier otra subespecialidad concreta».

Son palabras de Fernando A. Navarro, licenciado en medicina y cirujía y especialista en farmacología clínica, que este lunes, 15 de mayo, ha impartido en la nave de San Quirce la conferencia Medicina y pintura: la comprensión de la enfermedad a partir del arte, segunda cita del Aula Andrés Laguna 2023, organizada por la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce y la Fundación Lilly.

«No es raro encontrarse con médicos que admiten sin reparos, no ya carecer del más mínimo interés por las letras y las artes, sino incluso no saber apenas nada de ciencia ni de medicina fuera del ámbito concreto de su subespecialidad»

Fernando A. Navarro

Miembro de la Asociación Española de Médicos, Escritores y Artistas, Navarro hizo todo un alegato en favor de la unión entre Ciencias y Humanidades, desde la propia Universidad: «En la formación de nuevos médicos habría que insistir, un día sí y otro también, en que la esencia de la medicina no es el análisis de sangre, no es la resonancia magnética nuclear, no es el talonario de recetas; la esencia de la medicina es un ser humano que sufre, el enfermo, y pide ayuda a otro, el médico. La esencia de la medicina es el ser humano, y la medicina, por lo tanto, es humana o no es. Una medicina deshumanizada no es que sea peor o menos perfecta, es que no es medicina. Soy médico y nada de lo humano me es ajeno».

El conferenciante, en el centro, junto a académicos de San Quirce y representantes de la Fundación Lilly

Navarro, experto en la búsqueda de las raíces de la terminología médica y sus traducciones, hizo una brillante disertación sobre la enfermedad en la pintura, centrándose en la obras y las vivencias de dos pintores, el estadounidense William Utermohlen (1933-2007) y el suizo Ferdinand Holder (1853-1918).

A Utermohler, excelente retratista, se le diagnosticó enfermedad de alzhéimer en 1995. La sacudida del mal es especialmente perceptible en una serie de autorretratos realizados entre 1995 y 2000. Desde la primera, las obras van perdiendo realismo, emoción, detallismo y complejidad polícroma, hasta la última, un simple garabato en el que se adivina un rostro. Ferdinand Holder, por su parte, está considerado uno de los pintores de paisajes más originales, figura clave del simbolismo y precursor del expresionismo. En sus últimos años, pintó una estremecedora serie de retratos que ilustra el deterioro físico y la agonía de su compañera, Valentine Godé- Darel, enferma terminal de cáncer.

El público, que llenaba el Aula de San Quirce, aplaudió de manera prolongada y sostenida la intervención de Fernando A. Navarro, que transmitió otra idea universal: «Incluso quienes abandonamos hace años el ejercicio de la profesión nunca hemos dejado de ser médicos, porque médico se es para siempre, hasta el final».