Gonzalo Borondo tomó posesión de su plaza como Académico de Número en el transcurso de un intenso y emocionante acto que sirvió para acercar parte de su obra al público segoviano. En su intervención, el joven artista hizo un repaso por su trayectoria apoyándose en la proyección, sobre la bóveda y el ábside de San Quirce, de los trabajos más significativos que ha realizado hasta el momento, algunos de ellos merecedores de importantes galardones, como la intervención realizada en la calle Baudelocque, en la ciudad francesa de Boulogne-sur-Mer, que en 2021 obtuvo el primer premio de arte urbano en el concurso anual Golden Street Art.
La proyección de un fragmento de la obra Settimo Giorno, estrenada en la antigua iglesia de St. Mattia, de Bolonia, el pasado marzo, dio la bienvenida al numeroso público que llenó la nave. «Soy un artista plástico, matérico, como le gusta decir a Carlos Muñoz de Pablos, ahora compañero en la Academia, y he dedicado toda mi vida a hablar en espacios con imágenes y formas, comunicándome a través de ellas con el lenguaje que les es propio», empezó su discurso.
Envuelto en una atmósfera onírica extraída de su propio universo creativo, Borondo fue trazando un recorrido por el trabajo realizado hasta la fecha. «Involucrar, sorprender y, al fin y al cabo compartir, ha sido una necesidad que he sentido desde muy temprana edad. Parece una obviedad, pero no se da en todos los artistas. Yo he necesitado hablar con el mundo, estar con el mundo, que mi trabajo forme parte de él», subrayó.
Desde sus comienzos como grafitero y muralista juvenil, la obra de Borondo es una reivindicación del espacio público como medio y soporte de expresión: «Siempre he buscado un lugar donde hubiera un mayor número de espectadores. Podía haber tomado otros caminos, por ejemplo en internet, pero sitiéndome matérico decidí trabajar en el espacio público. ¿Qué significa esto? Pues abrirse a un tipo de público más heterogéneo, estar en constante diálogo con quien habita los espacios y con los espacios en sí. Trabajar en un espacio público es una gran responsabilidad que conlleva una serie de dificultades. Yo lo hago con la creencia de que, tal vez transformando los espacios urbanos, puedo contribuir a cambiar la mentalidad de un entorno. Me gusta pensar que es más fácil que un ciudadano proteja y salvaguarde el patrimonio cultural y natural del lugar en el que vive si está contento y orgulloso de él».




El artista pasa a ocupar la plaza que dejó vacante Carlos Muñoz de Pablos cuando adquirió la condición de Académico de Mérito. Precisamente, Muñoz de Pablos contestó el discurso de Borondo. Fue un relevo cargado de simbolismo. «La obra de Gonzalo Borondo es un excelente activo de una forma de actuar ante el mundo actual coherente con la Historia. Por eso, hemos querido que Borondo forme parte de esta academia comprometida con el proceso de la Historia», dijo Muñoz de Pablos, que profundizó en las dos intervenciones que el artista ha realizado en Segovia hasta la fecha, Insurrecta (2020) y Hereditas (2021), la primera en el espacio público, al aire libre, y la segunda en el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente.
Borondo recibió la medalla número 2 de manos del director de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, Pablo Zamarrón.