La sesión celebrada este martes, 20 de junio, en el Aula de San Quirce sirvió para rescatar la vida, la obra y el pensamiento de Pablo de Andrés Cobos (1899-1973) en el quincuagésimo aniversario de su muerte. El acto contó con las ponencias del profesor José Luis Mora, la maestra e investigadora Rosa Ortiz, el periodista Carlos Álvaro y el editor e investigador Aku Estebaranz, que analizaron desde distintos puntos de vista la figura del maestro de La Granja de San Ildefonso, gran renovador de la enseñanza en Segovia y partícipe de cuantas iniciativas contribuyeron en los años veinte y treinta a hacer de la educación un motor de la renovación social.
José Luis Mora, profesor emérito de la Universidad Autónoma de Madrid y académico correspondiente de San Quirce, trazó una semblanza de Cobos en la que dejó constancia de su calidad de testigo del periodo de esplendor que en Segovia alumbró iniciativas como la Universidad Popular Segoviana, en torno a figuras del pensamiento, la renovación del arte y la apuesta por el desarrollo científico. Su obra, ya póstuma, Antonio Machado y Segovia. Vida y obra (1973) constituye un testimonio «esencial» de aquellos años, en palabras de Mora.

Cobos participó en los congresos pedagógicos que se organizaron por aquel entonces en Segovia, fue beneficiario de dos becas que le permitieron visitar las mejores escuelas de España y Europa y poner en práctica las ideas pedagógicas más avanzadas, además de articulista en la prensa segoviana, fundador de la revista Escuelas de España junto con Norberto Hernanz y David Bayón, miembro de las Misiones Pedagógicas… «Hombre moderado, de ideas republicanas, fue juzgado, encarcelado y apartado de la docencia de por vida. A finales de los años cincuenta se vinculó a la revista Ínsula y contribuyó decisivamente a la difusión de la Institución Libre de Enseñanza y de las principales figuras de la Edad de Plata.
Mora señaló la «vigencia» de Cobos: «Es presente. Tiene sentido, pues, que se le reedite y su recuerdo sirva para mostrar su vigencia. María Zambrano decía que la historia de las naciones se basa en dos cualidades: la continuidad y la vigencia. La continuidad, que respeta la tradición y evita el tradicionalismo; la vigencia, que evita las modas».

Rosa Ortiz, maestra e investigadora, esbozó algunas curiosidades de la revista Escuelas de España (1929-1936), a la que dedica su tesis doctoral. Junto con sus compañeros Norberto Herranz y David Bayón, también maestros rurales segovianos, Cobos puso en marcha esta revista pedagógica, una de las más importantes del primer tercio del siglo XX en España. «Era una revista de maestros para maestros y maestras, fruto de las iniciativas que se estaban desarrollando en Segovia: por una parte, los congresos pedagógicos provinciales, por otra, las becas o pensiones que otorgaba la Diputación para que los maestros pudieran conocer escuelas de otras provincias, y por supuesto, el ambiente que se respiraba en la ciudad», dijo Ortiz. Cobos, Herranz y Bayón lanzaron Escuelas de España porque «tenían algo que decir: dar a conocer las escuelas y a los maestros españoles». La revista, de la que vieron la luz cuarenta y cuatro números en tres etapas diferentes, acabó convirtiéndose en un medio de comunicación para los docentes. «Una de sus señas de identidad era la naturaleza aldeana. Los tres maestros editores habían crecido y tenido sus primeras experiencias docentes en la escuela rural y en la revista subyace ese respeto que sintieron por el medio rural, por la aldea», afirmó la investigadora.

Carlos Álvaro, periodista y académico de número de San Quirce, abordó la faceta periodística de Pablo de Andrés Cobos, su desempeño como colaborador de la prensa segoviana, coincidente con su plenitud profesional. Álvaro rescató algunas polémicas que el maestro mantuvo con el poder en el semanario Heraldo Segoviano y en el diario Segovia Republicana durante los años treinta. Su relato permitió al público que llenaba el Aula de San Quirce conocer un poco mejor al periodista crítico, inconformista y polemista que Cobos era. «Y cuando digo periodista no me estoy refiriendo al reportero clásico, de raza, sino al articulista fino, al columnista perseguidor de la verdad, al ciudadano que necesita el periódico para denunciar una injusticia o expresar sus ideas y opiniones», dijo. En Heraldo y Segovia Republicana, Pablo de Andrés Cobos escribió numerosos artículos, «siempre con un marcado compromiso de izquierda y en defensa de un ideal cívico y democrático». La polémica que mantuvo con el segundo gobernador civil de la República en la provincia, a cuenta de la escasez de agua en algunos pueblos, fue de las más sonadas de la época, porque Cobos no se callaba cuando se trataba de denunciar las injusticas sociales.

Aku Estebaranz, editor e investigador, contó cómo llegó a Pablo de Andrés Cobos. Lo hizo hace diez años, aproximadamente, después de adquirir en una librería de viejo de Madrid un ejemplar de su obra Estampas de aldea (1935). «Ainhoa Zufriategui y yo empezamos a investigar sobre el autor y llegamos a los descendientes, a su hija, Soledad, y sus nietos, que pusieron a nuestra disposición el archivo de su abuelo que con tanto celo había conservado la esposa de Cobos, Enriqueta Castellanos. Y ahí empezamos a conocer la intrahistoria de Estampas de aldea, publicado en 1935 y prohibido y perseguido solo dos años después, en 1937, a medida que las tropas de Franco extendían su dominio por el territorio español. Esta circunstancia otorgaba a Estampas de aldea una aureola mítica que lo hacía aún más interesante, al margen de que se trata del mejor libro que canta la vida en el campo segoviano a principios del siglo XX. Decidimos emprender una campaña de mecenazgo y editarlo», desveló. Con el tiempo, y gracias al apoyo del Ayuntamiento de Segovia, Estebaranz y Zufriategui consiguieron reeditar tres de las obras que Cobos escribió sobre Machado, entre ellas su Antonio Machado en Segovia. Vida y obra, publicado en 1973. «Pablo de Andrés Cobos es un milagro», concluyó Estebaranz.

El acto, en el que estuvo presente el subdirector general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas del Ministerio de Cultura, Jesús González, concluyó con la intervención de Víctor Pliego de Andrés (en la imagen superior), nieto de Cobos, que agradeció los trabajos realizados en torno a su abuelo. «Demuestran la vigencia de unos valores y una ética que, pasados tantos años, siguen inspirándonos», dijo. Catedrático de Historia de la Música, Pliego de Andrés puso el broche a una velada deliciosa con alguna que otra coplilla de la aldea que el público entonó complacido:
Ya se van los pastores
a la Extremadura;
ya se queda la sierra
triste y oscura.
Ya se van los pastores,
ya se van marchando;
más de cuatro zagalas
quedan llorando.