«El títere de cachiporra es un instrumento eficaz que condensa el sentido crítico, satírico y popular»

La directora de la compañía Nao d’amores y académica correspondiente de San Quirce, Ana Zamora, clausuró este martes, 27 de junio, el ciclo Los Martes de Junio con la conferencia El títere de chachiporra, una tradición viajera, en la que ahondó en los orígenes del teatro de títeres, tan conocido en Segovia gracias al festival Titirimundi, de alcance internacional, que viene celebrándose en la ciudad del Acueducto desde hace casi cuarenta años.

Precisamente, Zamora abrió su intervención haciendo referencia a la importancia que Titirimundi ha tenido como «generador de espacios de convivencia» entre la sociedad y el titiritero y para la «difusión» y «dignificación» del teatro de títeres. «No es poco», dijo Zamora, que subrayó la necesidad de aprovechar el festival para incentivar espacios de reflexión, especialmente necesarios desde la pérdida de interlocutores como Julio Michel, «líder espiritual» de Titirimundi, o Francisco Peralta, «gran artesano y diseñador de objetos en movimiento y uno de los grandes conocedores de los orígenes del teatro primitivo». De ahí la importancia de la reciente creación de la Fundación Titirimundi, señaló la dramaturga, convencida de la enorme influencia que el teatro de títeres ha tenido en la mayor parte de directores y artistas que hoy brillan en la ‘primera división’ de la escena nacional.

«Es indudable la importancia que Titirimundi ha tenido para la difusión y la dignificación del teatro de títeres, y no es poco»

Ana Zamora

Zamora recurrió a Michel para definir el títere como todo objeto inerte que, a través de un artilugio casi mágico, nos provoca la ilusión de tener vida propia, e incluso alma, y se trasladó a Italia para profundizar en los orígenes del títere de cachiporra, nombre popular que en España reciben los muñecos de guante del teatro de guiñol vinculados a la tradición popular.  Según Ana Zamora, de entre todos los géneros relacionados con las artes de la marioneta, el títere de cachiporra representa la gran tradición viajera: «Sus antecedentes proceden seguramente del Pulcinella de la commedia dell´arte, en la Italia del Renacimiento, desde donde irradia a toda Europa y adquiere diversas identidades, convirtiéndose en España en don Cristóbal Polichinela. Pero su viaje, siempre de ida y vuelta, es también un fascinante devenir entre lo tradicional y la vanguardia, lo naif y lo bruto, lo literario y la poética de lo puramente escénico». 

El títere de cachiporra sigue siendo, a día de hoy, un eficaz instrumento dramático que condensa el sentido crítico, satírico y popular, que tanto necesita la escena contemporánea, dijo la dramaturga, que aseguró haber vivido uno de los momentos más asombrosos de su dilatada trayectoria cuando con sus compañeros de Nao d’amores sacaron de la urna la imagen Cristo de los Gascones a fin de tomarle las medidas y crear el muñeco protagonista de su espectáculo Misterio del Cristo de los Gascones. «En este sentido, esa imagen articulada no deja de ser un títere más».