Nunca es igual, aunque sea el mismo lugar y el mismo día. Esta vez presentó el acto el vicedirector de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, Juan Luis García Hourcade, en ausencia de Pablo Zamarrón, que no pudo asistir. En su transcurso, Juancho del Barrio, académico y secretario del jurado, contó brevemente la historia del premio, paralelo al Curso de Pintores, que aspira a describir y contemplar el paisaje segoviano de la ciudad y la provincia desde el lenguaje literario, primo hermano del pictórico. Del Barrio agradeció a los patrocinadores su colaboración (Ambientair, del primer premio; y librería Cervantes, del segundo) y a Mariano Carabias, pintor segoviano, por ceder la imagen de su obra La Mujer Muerta como motivo del cartel anunciador del premio.
A continuación, el secretario leyó el acta del jurado del premio y se hizo efectiva la entrega del segundo premio (diploma acreditativo y 300 euros), por parte de Guillermo Herrero (librería Cervantes) a Andrea Revilla Fleury (Segovia), por su texto El último paisaje. En ausencia de Andrés Ortega (Ambientair), Juan Luis García Hourcade entregó el primer premio (diploma acreditativo y 500 euros) a Susana Álvarez Antolín (Madrid), por su texto El campo en las pupilas.
Violeta Gil, como portavoz del jurado y flamante Premio de la Crítica en Castilla y León por su novela Llego con tres heridas, valoró cada una de las obras, destacó la historia humana que entrañan y la estructura paralela y simultánea de la evocación del paisaje a los sentimientos y vivencias de los personajes, y señaló lo que no dicen los textos pero dan a entender.
Tras la entrega, Del Barrio recitó el poema machadiano «En tren. Flor de verbasco» (Nuevas Canciones), que Antonio Machado dedicó a los jóvenes poetas que en 1923 le rindieron homenaje en el Pinarillo de Segovia, e invitó a los asistentes a escucharlo desde el amor a la naturaleza y el intento vanguardista de multiplicar su voz poética en distintas realidades (sierra, doctores, pacientes del hospital, animales, plantas y rocas de la sierra de Guadarrama…). Si Machado había escrito sobre el paisaje con intención regeneracionista en los poemas de Campos de Castilla (1912), en 1923 recitó aquellos versos dedicados al sanatorio del Guadarrama con la convicción de que los poetas jóvenes que tenía delante debían conocer la naturaleza para ser poetas, y la intención de que vivieran, en su viaje de regreso a Madrid, lo que él conocía y disfrutaba de la sierra.
El acto concluyó con un aplauso y el deseo de que la naturaleza ha de ser un ser esencial de nuestras vidas que debemos seguir cuidando y amando.
- En la foto principal, de izquierda a derecha, Luis Llorente, Violeta Gil y David San Juan, miembros del jurado; Susana Álvarez Antolín (primer premio) y Andrea Revilla Fleury (segundo premio); Sara Martín (miembro del jurado) y Juancho del Barrio (académico de San Quirce y secretario del jurado).