El catedrático emérito de Geografía Humana de la Universidad Autónoma de Madrid y académico correspondiente de San Quirce, Nicolás Ortega Cantero, abrió este viernes, 1 de marzo, la 45ª edición del Curso de Historia de Segovia, dedicado a la Sierra de Guadarrama. Lo hizo con una brillante exposición sobre el descubrimiento moderno de la Sierra, que atribuyó a Francisco Giner de los Ríos y la Institucion Libre de Enseñanza. «Por su contenido y alcance, la imagen de la Sierra de Guadarrama que ofrecieron fue la primera del modo moderno de valorar y entender el paisaje», dijo.
Antes del siglo XIX, la Sierra de Guadarrama era una gran desconocida, en palabras de Ortega Cantero. «No había sentimientos de simpatía hacia ella, como tampoco lo había hacia ninguna de las montañas europeas. Por el contrario, los sentimientos eran de indiferencia, desagrado y temor. Se veía la Sierra como un ámbito hosco y hostil, lleno de peligros y amenazas. Madrid vivió tradicionalmente de espaldas a esa montaña cercana a la que se consideraba causa de incomodidades y enfermedades». El Romanticismo cambió esa visión y abrió paso a una nueva forma de valorar sus cualidades estéticas. En este sentido, los viajeros extranjeros tuvieron mucho que ver con la introducción de esos nuevos modos de ver y valorar el Guadarrama.
«Hasta el siglo XIX, la Sierra de Guadarrama suscitaba sentimientos de indiferencia, desagrado y temor, pues era considerada como un lugar hostil, lleno de amenazas y peligros»
Nicolás Ortega Cantero
Ya en la segunda mitad del XIX, Francisco Giner de los Ríos y la Institución Libre de Enseñanza prolongarán y ensancharán el camino abierto por los románticos y culminarán el descubrimiento moderno de la Sierra. «La Institución Libre de Enseñanza participó activamente en la construcción de una identidad nacional española, y su modo de valorar el paisaje estuvo directamente relacionada con ese horizonte patriótico. Para Giner y los institucionistas, acercarse al paisaje era también un modo de acercarse al pueblo español, a su carácter y a su historia. En esa coordenada, se sitúa la imagen del paisaje del Guadarrama ofrecida por Giner y la Institución, que supuso un cierto descubrimiento de sus valores naturales, históricos y culturales», señaló Ortega Cantero.
El profesor se refirió a la primera excursión a la Sierra de Guadarrama que hicieron Giner y la Institución Libre de Enseñanza. Fue en julio de 1883. Era un grupo de catorce personas encabezado por Francisco Giner de los Ríos y Manuel Bartolomé Cossío. En él iban tres colaboradores de la Institución, el geólogo Salvador Calderón (catedrático de Historia Natural en el Instituto de Segovia), el biólogo José María Moreno y Jerónimo Vida, y nueve alumnos, entre los cuales estaba Julián Besteiro.
«Comenzaron la caminata en Villalba, que era entonces la parada ferroviaria más próxima a la Sierra, subieron al puerto de Navacerrada, pasaron por el puerto de Cotos, llegaron al valle del Lozoya, donde visitaron la Cartuja del Paular, y, a través del puerto del Reventón, llegaron a La Granja de San Ildefonso, donde se encontraron con Joaquín María de Castellarnau, que estaba destinado allí como ingeniero de montes de la Real Casa». Esta excursión tuvo una notable importancia, según Ortega Cantero, y constituyó un modelo para todo el institucionismo posterior, pues ofreció la primera muestra del nuevo modo de entender el paisaje del Guadarrama promovido por Giner y los institucionistas. «Desde un punto de vista cultural y moral, Giner considera la Sierra de Guadarrama como la espina dorsal de España».
El público aplaudió prolongadamene la disertación. El próximo viernes, 8 de marzo, el turno será para el académico Juan Manuel Moreno Yuste, que hablará de los naturalistas y la Sierra de Guadarrama durante el periodo de la Restauración.