Los sonidos que Carlos de Hita ha capturado en la naturaleza inundaron la atmósfera del Aula de San Quirce durante la audición que el escritor, guionista, artista sonoro y técnico de sonido especializado en los sonidos de la naturaleza ofreció este martes, 26 de marzo, durante la primera cita del ciclo Martes de San Quirce. La sala se quedó pequeña para albergar a tanto público, que salió de ella con la emoción de haber asistido a algo diferente, especial.
El autor de El sonido de la naturaleza, un calendario sonoro de los paisajes de España se refirió a la imposibilidad de conocer los paisajes hasta que no se escucha su banda sonora: «El sonido, la banda sonora del paisaje, nos hace una descripción de ese paisaje, nos complementa un paisaje, una situación. En un bosque, por ejemplo, si no escuchas el bosque, no sabes quién hay en él, qué hacen en él, qué animales hay en él. Lo mismo ocurre con el mar: hasta que no escuchas las olas, no sabes lo que es el mar».
Para De Hita, el sonido del paisaje es el «relato» que la naturaleza hace de sí misma con sus propias voces, «de manera que, cuando escuchamos un bosque, estamos escuchando el relato de lo que sucede en él, de quién está en él, de cómo es el escenario… El sonido dibuja el espacio, el eco dibuja el espacio». Y continuó: «El paisaje sonoro cuenta muchas cosas. Podemos decir que la diversidad de un paisaje sonoro es la medida de la biodiversidad. Cuantas más voces hay en un lugar, mas rico, más diverso es ese lugar. Por la misma razón, el empobrecimiento del paisaje sonoro es el relato de la crisis ambiental».
Bajo estas premisas se deslizó, por espacio de casi hora y media, la audición. Por los seis altavoces que Carlos de Hita instaló en el Aula, desfilaron los sonidos emitidos por un sinfín de aves, de múltiples especies. De las cigüeñas a los vencejos del Acueducto, pasando por las lechuzas, las chovas, los cuervos, los milanos, las grullas… Pero también los zorros, los lobos, los sapos, las ranas, los grillos… Y las geofonías, esos sonidos que emite la naturaleza: el sonido del agua, el retumbo del trueno, el rugido de un volcán. «Ver de oídas. Me gusta utilizar esta expresión. El sonido permite ver a ciegas, ver a través de lo que recordamos, pues la imagen sonora es la imagen que se forma en nuestra mente cuando escuchamos algo. Podemos cerrar los ojos y recordar un sonido. Y no me refiero a la palabra, sino al paisaje, al ambiente».