La colección de San Quirce

La larga vida de la institución ha llenado las distintas dependencias de la Real Academia de San Quirce y de su aneja Casa-Museo de Antonio Machado de numerosas obras de interés, fundamentalmente emocional, pero también artístico e histórico.

Todo empezó el 4 de julio de 1927, a raíz de la muerte del profesor José Rodao Hernández (1865-1927) y la donación, por parte del Ayuntamiento de Segovia, de la maqueta del monumento al poeta, obra de Aniceto Marinas. Solo unos días después, la Universidad Popular Segoviana acordaba adquirir la antigua iglesia de San Quirce para convertirla en sede, circunstancia que proporcionó a la institución dos lienzos del siglo XVII en los que nadie había reparado, pero, sobre todo, un espacio del que la UPS carecía desde que echara a andar.

El Ayuntamiento de Segovia donó la primera pieza, la maqueta del monumento a José Rodao, de Aniceto Marinas, el 4 de julio de 1927, días después de la inauguración del busto del poeta en Los Huertos

A estas tres obras, las primeras de la incipiente colección, se fueron sumando otras muchas, que llegaron a las dependencias de San Quirce o a la Casa-Museo de Antonio Machado por diferentes motivos: donaciones, legados y a veces por pura casualidad. El Curso de Pintores Pensionados, organizado por la propia Academia, también ha dejado un patrimonio contemporáneo muy apreciable.

De esta manera, obras escultóricas, lienzos, grabados, dibujos, medallas, piezas de cerámica, e incluso objetos curiosos, fueron dando forma a un bonita colección que el académico experto en Arte Juan Manuel Santamaría inventarió hace algunos años y plasmó en el delicioso catálogo que se adjunta, elaborado en colaboración con su compañero de corporación Alonso Zamora y publicado en 2013.

Obras escultóricas, lienzos, grabados, dibujos, medallas, placas de cerámica, e incluso objetos curiosos, fueron dando forma a una bonita colección que el académico Juan Manuel Santamaría inventarió y plasmó en el catálogo que se adjunta

«Aunque pequeña por el reducido número de obras que la componen y modesta si solo prestamos atención a la calidad, esta colección, por enriquecer, complementándolas, las actividades de una institución que tiene en el estudio y la defensa de la Historia y el Patrimonio locales su principal objetivo, siempre resultará interesante, al menos para Segovia y los segovianos», sostiene Santamaría. Y no faltará quienes la consideren muy digna de mérito, añade el profesor, teniendo en cuenta el modo en que se ha ido formando, «sin obedecer a un plan establecido, a salto de mata, aceptando la generosidad de donantes muchas veces anónimos y aun recogiendo, y salvando así de una segura destrucción, lo que otros no querían».

Disfrutemos pues, de esta reducida pero interesante colección cimentada en el afecto de los artistas que la institución, ya centenaria, se ha ido granjeando en su larga y fecunda trayectoria.

Consulta el catálogo de la colección


Tipo del país con la carretera de Zamarramala al fondo. Valentín de Zubiaurre, 1930
En el palco. Esteban Vicente, 1930
La sierra. Torreagero, 1954
Entorno natural. Antonio Blanco, 2009