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Subiendo por las escaleras desde el zaguán, llegamos a la entrada de la casa. La mirada del poeta, desde el retrato en yeso de Pedro Barral, colocado a la derecha de la puerta del hospedaje en 1951, nos hace pensar que la disposición de los objetos y las obras de arte no es arbitraria en la Casa-Museo, sino que refleja una clara coherencia histórica y busca una impresión concreta en el viajero.
Una vez cruzado el umbral de la puerta, sin necesidad de hacer tintinear la campanilla que aún pervive en su quicio, encontramos un largo corredor que comienza con un recibidor; a la derecha, la pequeña puerta del aseo, disimulada tras la de entrada; delante, un perchero de pared y un antiguo baúl.
Pero lo que pronto centra la mirada del visitante es la galería de fotos de la pared derecha, dedicada a la figura de doña Luisa Torrego Illanas (Fuentepelayo, 1875- Segovia, 1973), dueña de la casa y hospedera de Machado durante los 12 años de su estancia en Segovia. La fotografía más grande muestra a doña Luisa (hacia los años 60) en la camilla de la alcoba de Antonio Machado, la última habitación de la Casa.
Debajo de esta, aparece otra en la que doña Luisa está apoyando su espalda en la pared contigua a la puerta de salida, y en la que se ve un pequeño tramo de escalera. Su posición expresa tácitamente su calidad de dueña y de hospedera.
Machado llega a esta pensión el 26 de noviembre de 1919, guiado por su amigo José Tudela, al que le había encargado que le buscase “una pensión de 5 pesetas con habitación independiente, aunque modesta”, ya que el sueldo de profesor no le permitía pagarse una habitación de hotel.