El corredor: “¡Oh cámaras del tiempo y galerías del alma!”

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Este largo corredor y el distribuidor del interior de la pensión están dedicados a testimoniar algunos momentos de la vida de Antonio Machado. Como si el pasillo fuera un río, o un camino, y los objetos expuestos en él fueran pequeños afluentes o sendas que van enriqueciendo el caudal de la vida; o, con sus ventanucos alargados, fuera el vagón de tercera en el que el poeta viajaba siempre.

Las puertas que dejamos a la derecha, no visitables, eran habitaciones privadas de la familia de doña Luisa.

Tras subir los peldaños al final del corredor, encontramos cuatro motivos importantes para fijarnos. A la izquierda se muestra una litografía que Rafael Alberti realizó en 1975 para conmemorar el centenario del nacimiento del poeta. Destaca en ella, además de su intenso colorido, el juego de formas que su autor extiende por toda la obra, ampliando los motivos gráficos del nombre y fecha machadianos.

Frente a ella, se expone una reproducción de una carta-postal de Azorín, de 1923, donde el escritor alicantino le expresa a su amigo Machado la alegría de haber visitado a Emiliano Barral, amigo y contertulio del poeta en Segovia.

La fotografía colgada al lado muestra a la familia de José Machado, el poeta y su hermano en los extremos. En la parte inferior, con el brazo de una de sus nietas en sus hombros, aparece la madre de los Machado, Ana Ruiz.

Antes de entrar en el comedor, es necesario que el visitante se gire hacia la pared del fondo del pasillo, y disfrute de un aguatinta de Carlos Muñoz de Pablos, colgado encima de una silla de anea con un costurero, sus enseres y su acerico. Este rincón así dispuesto parece un altar cotidiano en homenaje al poeta. El motivo de la creación del aguatinta, por este maestro vidriero segoviano, académico de San Quirce y conservador de esta Casa-Museo, y donado en 2002, fue el cartel anunciador del Congreso Internacional sobre la vida y obra de Antonio Machado (Segovia, 2000). La juventud y galanía atemporales del rostro del poeta son una de las singularidades de esta obra.

Ahora sí, volvamos sobre nuestros pasos, tracemos ese ángulo de 90 grados y entremos en el hospedaje propiamente dicho, esa gran “L” del plano de la vivienda, para conocer los pormenores de la vida del poeta en la ciudad.