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Se desconoce el uso que se daría en tiempo del pupilaje a esta reducida estancia contigua al comedor; tal vez el de despensa o cuarto auxiliar. Los diseñadores de la Casa-Museo pensaron que era óptima para evocar la Universidad Popular.
Esta institución, continuando la idea de la Junta de Ampliación de Estudios y de la Institución Libre de Enseñanza, quería promover la educación entre la población obrera de Segovia que no había podido disfrutar de una formación regular en la escuela. Los obreros tenían en Segovia la oportunidad de recibir durante cuatro días a la semana las clases de profesores que voluntaria y diariamente les impartían. Entre esos profesores figuraba, con sus clases de Francés y Lecturas literarias, Antonio Machado, que fue nombrado Director honorario de la Universidad Popular el 14 de diciembre de 1926.
Dos de sus más intensos colaboradores serán Julián María Otero y Mariano Grau, que aparecen magníficamente retratados en sendos bustos de Emiliano Barral.
Nacida en el seno de la institución, surgió la revista literaria “manantial” (ver estantería izquierda), de la que aparecerían 7 números entre 1928 y 1929. En ella publicarán todavía escritores modernistas y noventayochistas, incluido el propio Machado; y ya lo harán también poetas vanguardistas. La estantería de la derecha acoge algunas decenas de volúmenes de la “Biblioteca circulante”, que se formó, como extensión de la biblioteca de la Universidad Popular, con el ánimo de promover la lectura en las zonas rurales de difícil acceso a los libros.
En el lado derecho de la salita aparecen interesantes testimonios del compromiso de estos intelectuales con el programa educativo de la 2ª República, a partir de 1931, a través de las llamadas “Misiones pedagógicas”, que acercaban a las zonas rurales el teatro, el arte, la música y la educación básica a partir de la recepción de clases. El más llamativo de los documentos es una grabadora y reproductora de discos “Fonivox”. Este complejo aparato era utilizado tanto para grabar canciones y romances, recopiladas de las gentes de los pueblos en discos de pizarra, como para reproducir música clásica y popular.
Es curioso cómo Antonio Machado, un poeta foráneo, se implica en la cultura de la ciudad y en sus sueños de futuro. Ahí se percibe la coherencia del intelectual comprometido con la sociedad en la que vive.