Zamarrón: «Afrontamos los retos con ilusión, aunque tengamos que mirar el euro día a día»

La Real Academia de Historia y Arte de San Quirce inicia un nuevo curso académico. En esta entrevista, su director, Pablo Zamarrón Yuste (Arroyo de Cuéllar, 1957), habla del momento en que se encuentra la institución y de la etapa que ahora comienza.

-Acaba octubre y empieza el curso.

-Efectivamente; empezamos este miércoles, 6 de noviembre, a las siete de la tarde. Será una sesión solemne en la que intervendrá la última académica correspondiente en incorporarse, Verónica Sierra Blas, doctora de la Universidad de Alcalá. La conferencia promete porque es especialista en Antonio Machado y comunica muy bien, es muy divulgativa. Como siempre, el nuevo curso se intensificará a partir del mes de febrero, aunque antes habrá alguna cita interesante que iremos desvelando en su debido momento.

-¿Cuál es la más inmediata?

-La presentación del último número de la revista Estudios Segovianos, el 123 de la colección. En esta ocasión vamos a desligar su presentación de la sesión inaugural del curso porque conmemoramos el 75º aniversario de la publicación y queremos darle un tratamiento especial. Será un número distinto, para coleccionar, que presentaremos dentro de unos días. Tendrá una portada diferente que ha diseñado para la ocasión nuestro académico de número Gonzalo Borondo. La colaboración con la revista sigue estando muy viva y será un tomo bien armado, con artículos muy interesantes y alguna que otra sorpresa. Como digo, un tomo para guardar.

-Por supuesto, el Curso de Historia de Segovia seguirá siendo el plato fuerte de la programación del año académico.

-Así es. Y el de 2025 estará dedicado al rey Enrique IV de Castilla, tan vinculado a Segovia. En diciembre se cumplen quinientos cincuenta años de su fallecimiento y el próximo año, seis siglos redondos de su nacimiento, que tuvo lugar en 1425. Vamos a contar con la inestimable colaboración de la Asociación Camino del Asombro, que está promoviendo la reapertura al público del convento de San Antonio el Real. Nuestra compañera María Jesús Callejo coordinará el curso. En su día daremos a conocer el programa de ponencias y las fechas. Pero la Academia de San Quirce tiene otros dos ciclos muy importantes, el Aula Andrés Laguna, que organiza en colaboración con la Fundación Lilly, y los Martes de San Quirce. En ellos se esta trabajando ya y seguro que no van a defraudar.

Aula de San Quirce, ya preparada para el comienzo del curso

-¿Cómo afronta el nuevo curso la Academia?

-La ilusión no decae. Somos positivos y afrontamos con entusiasmo nuevos retos, pero no podemos obviar que la falta de recursos es un problema estructural que siempre está ahí, conviviendo con nosotros. Si nos conformáramos con pagar la luz y a los conferenciantes, no tendríamos que preocuparnos de más, pero no es eso. En la Academia, en sus edificios, surgen decenas de problemas todos los años. Después de mucho tiempo de espera, puede que ya sea cuestión de días el arreglo de una gotera que hay en la escalera. Es solo un ejemplo. Afrontar todos los años el gasto de calefacción en San Quirce es una lucha. Tenemos un sistema de calefacción muy arcaico que habría que sustituir por otro más eficaz y dinámico, que asegure un ahorro energético. Las humedades están ahí y habría que atajarlas y sanear la piedra. En fin, miles de cosas que la Academia, con el presupuesto que tiene, no puede afrontar. Las aportaciones anuales de Ayuntamiento de Segovia y Diputación Provincial son fundamentales, y agradecemos a estas instituciones su implicación, pero el presupuesto es justo, muy justo, y cuando sobrevienen problemas se tambalea todo.

-Y hay que echarle imaginación...

-Claro. Tenemos un público muy fiel, personas que valoran la aportación que la Academia realiza a la cultura local y participan en todas nuestras actividades entusiásticamente. Ellas nos han ofrecido su colaboración y ya está decidida la instalación de una hucha en el Aula para recoger donativos, aportaciones que contribuyan al sostenimiento de la institución y sus actividades anuales. Si esa ayuda nos permite ir pagando los gastos corrientes, bienvenida sea. Hay cosas elementales que a la Academia le es muy costoso afrontar; por ejemplo, la renovación de la iluminación o la instalación de una pantalla en condiciones que mejore la calidad de las exposiciones audiovisuales. Puede parecer mentira, pero si el curso empieza a coger fuerza en febrero o marzo es porque nos resulta imposible afrontar el gasto que supondría calentar el Aula en pleno invierno. Podemos pecar de poco ágiles, pero es que tenemos que mirar el euro día a día y todo se hace muy cuesta arriba.

-Luego está la Casa de Antonio Machado, un edificio antiguo y humilde que da no pocos problemas, aunque su declaración como BIC será un espaldarazo. ¿Qué posibilidades abre?

-El expediente está en marcha y esperamos que esa declaración sea una realidad en pocos meses. Es un hito para nosotros. Nos ha costado conseguirlo y va a permitir optar a las subvenciones que el Estado concede a través del 2% Cultural. Al margen de la conservación, que siempre es costosa, hay proyectos culturales en torno a la Casa de Machado que nos gustaría poder afrontar.

-Trabajo no falta...

-En absoluto. La Academia está en marcha todo el año, aunque no haya programación de conferencias. El Curso de Pintores del verano es un buen ejemplo, pero también los libros que publica. En los últimos meses, han visto la luz dos libros importantes, la edición facsímil de las Nuevas canciones de Machado y el dedicado a los segovianos en el exilio de 1939, que recopila las conferencias del Curso de Historia de 2023 y se está vendiendo muy bien en las librerías. Ahora se trabaja en la edición del número 123 de Estudios Segovianos, al que ya nos hemos referido, y en la elaboración de otros dos títulos para la colección Segovia al Paso.

-Ese público fiel del que hablaba es muy importante para San Quirce.

-Sí, porque llena el Aula y nos alienta a seguir adelante.