Carlos Briones: «Quizá no estemos solos en el universo, sino lejos»

En el evocador marco de la antigua iglesia de San Quirce, en Segovia, sede de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, se celebró la segunda jornada del Aula Andrés Laguna, Ciencia, Medicina y Humanismo, con una brillante conferencia titulada El misterio del universo: ¿hay alguien ahí? Impartida por Carlos Briones, doctor en Bioquímica y Biología Molecular, investigador del CSIC en el Centro de Astrobiología (CSIC-INTA, asociado al NASA Astrobiology Program), y organizada bajo el auspicio de la Fundación Lilly, la ponencia exploró la posibilidad de la existencia de vida extraterrestre.

Briones, nacido en Burgos y muy cercano a Segovia por parte de su familia materna, inició su intervención con un emotivo reconocimiento a su tierra: «Segovia es una parte de mi arquitectura emocional, de mi patria, que es la infancia. Mi abuelo me hablaba de sus recorridos por estas tierras». Visiblemente emocionado, agradeció a la Fundación Lilly y a la Real Academia de San Quirce por acogerlo. «Ciencia, Medicina y Humanismo son una misma cosa, las tres partes de este edificio que llamamos cultura», afirmó, y subrayó la fusión de disciplinas que caracteriza su trabajo.

Un momento de la conferencia / ENRIQUE DEL BARRIO

La conferencia abordó una pregunta que ha fascinado a la humanidad durante milenios: ¿estamos solos en el universo? Briones remontó esta inquietud a los filósofos griegos, empezando por Epicuro: «Hay un número infinito de mundos, algunos como este, otros diferentes». También evocó a Lucrecio, que en el siglo I antes de Cristo escribió: «Es preciso confieses que las otras / regiones del espacio también tienen / sus mundos, / varios hombres y animales». Estas ideas, planteadas hace 2.500 años, encuentran eco en la astrobiología moderna, que Briones definió como «una fusión de física, geología, química, biología, ingeniería y filosofía» para buscar vida en el cosmos.

El científico explicó que la vida, según la astrobiología, requiere carbono, agua y energía, y se caracteriza por sistemas químicos que se replican y evolucionan. «Buscamos biomarcadores, moléculas como proteínas o ADN que solo producen seres vivos», señaló. Sin embargo, desmitificó hallazgos recientes, como el dimetilsulfuro detectado en el exoplaneta K2-18b, situado a 124 años luz. «Ese compuesto no es un biomarcador. La química sola puede producirlo», aclaró, y criticó titulares sensacionalistas que proclaman «evidencia de vida con un 99,7% de certeza». Briones recordó que ha tenido que matizar estas afirmaciones para algunos medios, e insistió: «Bajemos el soufflé, no hemos encontrado vida».

El público disfrutó con la exposición de Briones / ENRIQUE DEL BARRIO

En el Sistema Solar, Marte, con un pasado acuoso, Europa, con un gran océano de agua bajo su superficie, y Titán, con lagos de metano, son candidatos prometedores. «La vida es resistente y se adapta a condiciones extremas», dijo, y citó la existencia de microorganismos en lugares tan inhóspitos como el río Tinto. También mencionó la misión Dragonfly, un laboratorio aéreo que explorará Titán, y los más de 6.000 exoplanetas extrasolares descubiertos, algunos en zonas habitables. «Si hay 10^22 planetas en el universo, es probable que en alguno haya vida», reflexionó.

Briones cerró con una nota poética, evocando un cómic: «Una niña pregunta al oráculo: ‘¿Estamos solos?’. Él responde: ‘Sí, pero hay vida ahí fuera, aunque ellos también están solos’». Y concluyó: «Quizá no estemos solos, sino lejos», dejando al público inmerso en la vastedad del cosmos y la humildad de nuestra existencia.