El pasado viernes, 13 de septiembre, falleció Soledad de Andrés Castellanos, hija de Pablo de Andrés Cobos —maestro rural, pedagogo, periodista, ensayista y gran conocedor de la vida y la obra del poeta Antonio Machado— y Enriqueta Castellanos. Fechas atrás, el 21 de agosto, lo hizo Mariano Quintanilla García, hijo de Mariano Quintanilla Romero —profesor, abogado, uno de los fundadores de la Universidad Popular Segoviana e impulsor de la Academia de San Quirce— y Elena García Fresnedo.
La Real Academia de Historia y Arte de San Quirce, al tiempo que transmite esta triste noticia, desea hacer llegar a sus familiares y amigos el pesar de los académicos y su más sentido reconocimiento al legado familiar que heredaron y al que se han mantenido fieles durante sus vidas. Los padres de Mariano Quintanilla García y Soledad de Andrés Castellanos fueron figuras «esenciales» —como gustaba de nombrar Pablo de Andrés a personalidades que habían dejado una huella imprescindible por su valor en la defensa de la dignidad de todos cuantos tuvieron la fortuna de vivir cerca de ellos— y a la vez parte de aquella labor iniciada con la creación de la Universidad Popular y continuada en décadas bien difíciles como «testigos de un tiempo» que merece ser perpetuado y vivido.
Quintanilla Romero y De Andrés Cobos fueron un puente imprescindible con la España peregrina y hoy reconocemos su labor callada, constante y rigurosa
Familias amigas, Mariano Quintanilla hijo estudió en la Academia Audiencia que fundara Pablo de Andrés; cuando vino al mundo, el 15 de diciembre de 1935, Antonio Machado, amigo y compañero de su padre, dijo de él que había nacido «un hombre del siglo XXI». Quintanilla García ha vivido la mayor parte de su vida en Las Palmas de Gran Canaria, donde se instaló en 1963 después de aprobar la oposición de administrador general del Estado. Soledad de Andrés —Marisol para todos sus amigos— ha guardado como buena profesora de Filología los textos escritos por su progenitor, muchos de ellos en recuerdo de Mariano Quintanilla padre. Quintanilla Romero y De Andrés Cobos fueron un puente imprescindible con la España peregrina y hoy reconocemos su labor callada, constante y rigurosa. Nos queda el testimonio de su labor profesional en el cultivo del saber y su talante fiel a los valores morales que dignifican al ser humano: la libertad de conciencia y la defensa de la justicia social.
Esta Real Academia de Historia y Arte de San Quirce se siente depositaria de los valores que los hijos de su fundador y de aquel testigo de la presencia de Machado en Segovia han cultivado en sus vidas y desea mantenerse fiel a estos principios para que su herencia se conserve y contribuya a mejorar la convivencia. Para que nadie más haya de sentirse «expelido de su huerto», como rezaba el inédito escrito de Pablo de Andrés que su hija guardó con respeto y cuidado a fin de que esta lección de su padre no fuera olvidada.
Descansen en paz.