En un Aula de San Quirce que se quedó pequeña para albergar a tanto público, el académico de mérito de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce y profesor emérito de la Universidad Politécnica de Madrid, José Antonio Ruiz Hernando, pronunció la lección inaugural del XLVI Curso de Historia de Segovia, dedicada a La obra edilicia de Enrique IV. En su conferencia, Ruiz Hernando defendió que el Monasterio del Parral fue una obra impulsada por Enrique IV, y no por Juan Pacheco, marqués de Villena, como tradicionalmente se ha sostenido.
El experto centró su análisis en el Monasterio del Parral, que atribuyó al gusto de Enrique IV por la vida apartada. Según Ruiz Hernando, aún siendo príncipe, Enrique de Trastámara concibió este espacio como un lugar de recogimiento y oración, idea que comunicó a su privado, Juan Pacheco. «Después, Pacheco se apropió del proyecto y consiguió que Enrique IV le concediera una capilla para su sepultura, aprovechándose de la débil voluntad del monarca». Los escudos de Enrique IV presentes en el edificio, como en bóvedas y dinteles, refuerzan la autoría regia. «El Parral es la obra más interesante de Enrique IV».

El académico comparó el Parral con El Escorial y destacó sus cuatro claustros (procesiones, portería, hospedería y enfermería), precedente de la estructura geométrica de Felipe II. «Los claustros del Parral están desperdigados, mientras que en El Escorial están en un cuadrado rígido», explicó, y señaló la «Solana», una galería para tomar el sol, como innovación jerónima adaptada en ambos monasterios. En El Escorial, esta galería se independizó para no romper la simetría, un «subterfugio» que el profesor calificó de «chapuza maravillosa».
Sobre el Palacio Real de San Martín, situado en el corazón de Segovia, Ruiz Hernando desmontó otro mito: «Enrique IV nunca vivió en el Alcázar. Prefirió este palacio, donde hoy se aloja el Museo Esteban Vicente, quizá por su carácter huraño y debido al rechazo que sentía por la Corte. Cierto es que construyó la sala del trono en el Alcázar, pero lo hizo solo por poder porque residía en San Martín. Le gustaba más estar por el monte, cazando, que en el Alcázar».
Ruiz Hernando también criticó las restauraciones modernas realizadas en el Monasterio del Parral, como la de 1951, que destruyó elementos clave, y destacó el valor arquitectónico de la construcción. Su conferencia abrió un curso que promete revisar el legado de Enrique IV con nuevas luces.